Es el primer día de colegio o la vuelta de vacaciones. Tu hijo se aferra a tu mano, con los ojos llenos de lágrimas. Sientes un nudo en el estómago, dudas… ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Debería calmarlo rápido para evitar su sufrimiento?
Las lágrimas en la adaptación escolar son una respuesta natural del niño ante un cambio importante. En lugar de reprimirlas, es fundamental comprender su significado y acompañarlas con respeto para favorecer su desarrollo emocional. En este artículo, exploramos por qué es clave permitir que los niños expresen sus emociones en esta etapa.
La dificultad de la separación.
Para los niños, el colegio es un entorno nuevo y desafiante. Separarse de su figura de apego es un reto emocional enorme. La ansiedad por separación no es un capricho ni una manipulación, sino una reacción biológica natural. Los niños necesitan sentir seguridad para explorar el mundo, y cuando esa seguridad se ve amenazada (como en el momento de despedirse), su cuerpo responde con angustia.
La sobrecarga emocional.
El inicio del colegio no solo implica separación, sino también una sobrecarga sensorial y emocional. Nuevas rutinas, muchas caras desconocidas, normas distintas… Todo esto puede generar miedo, ansiedad o frustración. Y aquí es donde entra el llanto: el canal que tiene el niño para liberar su tensión y pedir ayuda.
Pero, ¿qué pasa si intentamos silenciar su llanto con frases como «No llores», «No pasa nada» o «Eres mayor ya»?
En lugar de ayudar, estas frases pueden hacer que el niño se sienta incomprendido y, lo que es peor, que aprenda a reprimir sus emociones en lugar de gestionarlas.
Validar el llanto: una clave para la autorregulación
Como bien nos enseñan expertos como Daniel Siegel o Tina Payne Bryson, la regulación emocional no viene de decirle al niño que se calme, sino de acompañarlo en su emoción. Las lágrimas son un mecanismo de descarga, y permitirlas es el primer paso para que el niño aprenda a regularse.
Sostener emocionalmente a un niño que llora no significa intentar que deje de llorar lo antes posible, sino estar presente con amor y comprensión.
Voy a decirte los 4 puntos básicos para acompañar el llanto sin reprimirlo:
1️⃣ Valida su emoción: Frases como «Veo que estás triste porque te vas a quedar aquí» le ayudan a sentirse comprendido. No intentes distraerlo, sino darle espacio a su sentimiento.
2️⃣ Permanece presente y disponible: No necesitas muchas palabras, a veces basta con un abrazo, contacto visual y una actitud serena. Tu calma es su refugio.
3️⃣ Refuerza su seguridad: Puedes recordarle que volverás: «Mamá siempre regresa». Esto le ayuda a confiar en la separación.
4️⃣ Evita etiquetar el llanto como algo negativo: No le digas que es «valiente» solo si no llora. Puede ser valiente y llorar al mismo tiempo.
Te acompaño en este proceso.
Si sientes que la adaptación escolar está siendo un reto, en mis consultas online trabajo desde la crianza respetuosa y la integración emocional para ayudarte a sostener estos procesos con herramientas prácticas y un acompañamiento cercano.
Recuerda: el llanto no es un enemigo, sino un puente hacia la regulación emocional. No tengas miedo de sostener a tu hijo en sus lágrimas. Estás enseñándole que todas sus emociones son bienvenidas y que no está solo en su camino.
💛 ¿Quieres aprender más estrategias para acompañar a tu hijo en su adaptación? Escríbeme y hablemos.
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